Lo que hace el exceso de cumbia villera... (III Parte)
Luego de pretender creer que había alguna esperanza y que el merecimiento de bombas nucleares para todos era cosa del pasado y, luego de desencantarme de la idea, es el momento de regresar a lo de siempre y entregar una nueva secuela de esta saga acerca de la siempre grata y refrescante mentalidad de aquel apreciado grupo subterraneo de la sociedad que concurre a los estadios del fútbol colombiano y su tendencia a copiar las estupideces que se estilan en otros lados. En esta ocasión llega el estallido del inodoro, el non plus ultra, el san se acabó, el apague y vámonos: La creencia de que los que van a un puto estadio son superiores racialmente a los jugadores. Es deliciosamente divertido ver como ciertas hinchadas hacen sonidos de primates al ver pasar a futbolistas negros que van al control antidoping, como tuve la oportunidad de presenciarlo en vivo y en directo en un clásico capitalino.
Mención aparte a los idiotas que se llenan la jeta hablando de ser antiprovincia sin tener en cuenta que los dos mejores jugadores colombianos de su ultra-rola institución son un paisa y un tumaqueño y, peor, que no podrían ser capaces de hablar de un jugador de la casa que sea capaz, aunque sea, de amarrarle los guayos a los provincianos.
El vídeo que ilustra esta entrada no es nuevo para el Colectivo, pero nos ilustra muy bien acerca de lo que estamos hablando. En esta ocasión no hay homenaje a ninguna hinchada en particular, sencillamente, porque, bueno, la imbecilidad es universal.
ADENDA: 1. Un cariñoso recuerdo para la gente de You Tube que son veloces para borrar vídeos inofensivos como el de una brasilera en tanga bailando y que conservan estas delicias que nos sirven para recordar que, efectivamente, no hay esperanza. 2. Algún día el uso ridículo de aquel programa llamado Loquendo debería ser castigado con cárcel y trabajos forzados.
13 Comments